Asegura ese trinquete, enarbola la mayor a 512 kb y dirige la orza al link adecuado. Ya estas navegando por la red.
Así, sin más, sin titulín ni otros certificados que te acrediten como Patrón o Capitán, sino más bien, como un aprendiz de Bucanero del XVII. Eso que para algunos representaría todo un honor, para otros es un campo abonado para sembrar sus miserias.
Los Bucaneros de antes saqueaban las posesiones españolas de ultramar, los de ahora, pisotean los derechos fundamentales al amparo del anonimato, ultrajando la libertad de expresión, convirtiéndola en libertinaje de la expresión, intentando que sus bajezas, alcancen la línea de flotación de nuestras embarcaciones.
Me niego a creer que aquellos ideales de confianza en el prójimo, se desmoronen ahora ante la caída de los valores morales y éticos.
Me niego a creer que cada día se cierren más foros en la red, por culpa de esos libertinos expresivos, que escondidos bajo sus mascaras de cobardes, alardean de su incontinencia visceral.
Me niego a creer que no haya una conciencia colectiva que empuje a los miserables fuera de la intolerancia.
He negado tres veces como San Pedro, pero mantengo abierta la esperanza. Confiemos en la red, pero al menos de momento, me mantendré al margen de ella, como la Tabajila, ese desecho recorte, frágil y marginal de la red del pescador, que vive sus días al sol del puerto, pisoteada por propios y extraños.
Así, sin más, sin titulín ni otros certificados que te acrediten como Patrón o Capitán, sino más bien, como un aprendiz de Bucanero del XVII. Eso que para algunos representaría todo un honor, para otros es un campo abonado para sembrar sus miserias.
Los Bucaneros de antes saqueaban las posesiones españolas de ultramar, los de ahora, pisotean los derechos fundamentales al amparo del anonimato, ultrajando la libertad de expresión, convirtiéndola en libertinaje de la expresión, intentando que sus bajezas, alcancen la línea de flotación de nuestras embarcaciones.
Me niego a creer que aquellos ideales de confianza en el prójimo, se desmoronen ahora ante la caída de los valores morales y éticos.
Me niego a creer que cada día se cierren más foros en la red, por culpa de esos libertinos expresivos, que escondidos bajo sus mascaras de cobardes, alardean de su incontinencia visceral.
Me niego a creer que no haya una conciencia colectiva que empuje a los miserables fuera de la intolerancia.
He negado tres veces como San Pedro, pero mantengo abierta la esperanza. Confiemos en la red, pero al menos de momento, me mantendré al margen de ella, como la Tabajila, ese desecho recorte, frágil y marginal de la red del pescador, que vive sus días al sol del puerto, pisoteada por propios y extraños.
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