Nuevos propósitos invaden las aceras, los coches se atascan en el caos de calles cortadas, mientras los tubos aguardan su triste final… ser enterrados para conducir nuestro inmisericorde detritus humano mezclado con las cristalinas y puras aguas de lluvia… El subsuelo “underground” de Lou Red y Warhol nada tiene que ver, ya quisiéramos que así fuese..
Hay quien habita en ese Mundo oscuro con la tranquilidad y el aplomo que le dan su altanería y prepotencia, otros, buscan la luz cegadora de la Justicia ciega y no la hayan.
Este año que recién comenzó, todos y todas hemos hecho propósito de enmienda en el tradicional brindis al sol que paradojas a parte se produce a media noche. Vamos a ser mejores, más tolerantes y solidarios, miraremos al prójimo como a un igual sin distingos ni remilgos. Queremos felicidad sin importarnos que a otros les duela, los espejos retrovisores seguiremos sin usarlos ya que caminamos solos por el Mundo. Solos nosotros, los demás están de más.
Neguemos la mayor de las injusticias y seamos consecuentes con la sociedad que formamos. No vivimos solos, nos acompañan en la aventura personas que acaso ni conocemos, pero viven, respiran e intentan ser felices como nosotros. Ni que decir tiene, que la educación sería un buen deseo para que invadiera nuestras calles, conducciones de educación bajo nuestras aceras que impregnasen con su halo de cordura a los inmisericordes hombres y mujeres oscuros.
El resultado final será maravilloso en un Mundo feliz, pero por ahora no son más que sueños que un día tuve, ahora ya no los tengo… Este año he pedido en mi brindis volver a soñar…
Hay quien habita en ese Mundo oscuro con la tranquilidad y el aplomo que le dan su altanería y prepotencia, otros, buscan la luz cegadora de la Justicia ciega y no la hayan.
Este año que recién comenzó, todos y todas hemos hecho propósito de enmienda en el tradicional brindis al sol que paradojas a parte se produce a media noche. Vamos a ser mejores, más tolerantes y solidarios, miraremos al prójimo como a un igual sin distingos ni remilgos. Queremos felicidad sin importarnos que a otros les duela, los espejos retrovisores seguiremos sin usarlos ya que caminamos solos por el Mundo. Solos nosotros, los demás están de más.
Neguemos la mayor de las injusticias y seamos consecuentes con la sociedad que formamos. No vivimos solos, nos acompañan en la aventura personas que acaso ni conocemos, pero viven, respiran e intentan ser felices como nosotros. Ni que decir tiene, que la educación sería un buen deseo para que invadiera nuestras calles, conducciones de educación bajo nuestras aceras que impregnasen con su halo de cordura a los inmisericordes hombres y mujeres oscuros.
El resultado final será maravilloso en un Mundo feliz, pero por ahora no son más que sueños que un día tuve, ahora ya no los tengo… Este año he pedido en mi brindis volver a soñar…
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