12/12/07

CUERPOS CANSADOS

Nuestro organismo se cansa… Cada vez de manera más frecuente solicita reposo. No soy precisamente un máquina en el ejercicio, prefiero los suaves y delicados movimientos de mi cuerpo flotando en la piscina a 33 grados, que las competiciones tan en boga de padel, fútbol sala y curling , pero algo hay que hacer.
Mientras, consulto en Internet algún extraño deporte que se adapte a mis específicas condiciones, a saber, soy pragmático, si hay que ir se va, pero ir por ir… lo digo por lo de correr en exceso. Pensar lo que se dice pensar, pienso, pero evítenme el compromiso de manifestar públicamente mis obscenidades. Competir, compito, aunque con matices, ¿merece la pena? lo de ir por ir, ya saben, sI es asunto de amor propio – no confundir con falso orgullo- se va y punto, el resultado en este caso es lo de menos, aceptar bien una derrota es a veces una buena recompensa.
Después de mucho dilucidar y agotado en grado sumo, reemplazo el aceite de la palmatoria del Eremita y regreso lentamente al cálido y mullido espacio que me reserva mi sofá. Finalmente asumo, que lo mío es la sana y devota contemplación de la vida, esa extraña que rara vez nos muestra una leve sonrisa con la que mantenemos la esperanza, un soplo de vitalidad que renueve nuestras ilusiones, una mirada cómplice que nos guíe en el dificultoso camino del día a día.
Bálsamo de Fierabrás, me recomienda el Eremita para mis molestias físicas e infusión de valeriana para el sueño, pero mi cansancio es estacional, es este invierno que se anuncia a la vuelta de la esquina y que me trae helados recuerdos que adormecen mis piernas y nublan mis sentidos. Cierro ahora los ojos, no os veo, pero os tengo presentes.

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