
Vamos a ver, si el Juez ha absuelto al individuo que encargó los documentos y yo en mi casa tengo varios cientos de miles de billetes de 500 sin usar, perfectos, igualitos a los originales, como los voy a usar para empapelar mi nido de amor – cuanto romanticismo alrededor de esos billetitos – pues no cometo delito.
La justicia es sabia, con sólo mirarnos a los ojos, sabe si somos o no culpables. El Juez miró al individuo de los papeles y con certeza supo de inmediato que era inocente. A mi me mira el Señor Juez y con certeza les aseguro que voy “palante”. El Juez sin lugar a dudas, hizo como la mujer de la anécdota, se duchó y que ahora otro venga por detrás recogiendo el agua que hay por el suelo. En este caso el agua no llegará al río y si te he visto no me acuerdo…
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